La relación entre las personas y la Administración Pública está cambiando a un ritmo vertiginoso. Hasta este momento, no habíamos tenido una ciudadanía tan digitalizada.
La Administración es la correa que comunica a los gobiernos con los ciudadanos, por tanto, debe ser reconocida por estos y tiene que marcar el camino a las empresas hacia una gestión de los datos compatible con los derechos individuales y la privacidad. Sin embargo, el cambio tecnológico y normativo carece de sentido si no va de la mano de un cambio cultural dentro de las Administraciones, que deben poner al ciudadano en la cúspide de sus prioridades.
Contexto
Global del documento
La relación entre las personas y la Administración Pública está cambiando a un ritmo vertiginoso. Hasta este momento, no habíamos tenido una ciudadanía tan digitalizada.
En la última década, el nivel de digitalización ha crecido tanto que se considera que se ha superado el mandato de acceso electrónico de los ciudadanos a los servicios públicos que establecía la Ley 11/2007, y ahora la exigencia del ciudadano de transformación de las Administraciones Públicas a través de medios digitales es mayor que nunca. Ya no se trata tan solo de promover el uso de internet como instrumento para solicitar servicios a las Administraciones, sino que hay que propiciar también cambios legislativos, administrativos y de cultura ciudadana.